Sobre mis preocupaciones acerca de la revisión que Rafael pide a las pensiones alimenticias y a las tablas:
Rafael ya mismo se va y me preocupa que, antes de su despedida, haya puesto en agenda legislativa (y ya sabemos que vox Rafael, vox Dei) medidas que, aplicadas sin sustentos en estudios serios, o amparadas en sus prejuicios sexistas, podrían perjudicar seriamente los derechos de niñas, niños y adolescentes y del 95% de mujeres que mantienen la tenencia de sus hijos e hijas. Para esta breve nota, me refiero a algunos comentarios que ha hecho el primer mandatario sobre la necesidad de rever la legislación sobre tenencia y alimentos:
El jefe de estado sostiene que hay “abusos” en las aplicaciones de las tablas y en el cobro/pago de pensiones alimenticias, con algunos comentarios que reflejan sus imaginarios de género de carácter patriarcal. Me referiré a algunos que ha recogido El Comercio en sendas notas de prensa, vamos por ellos:
“Así sea la hija de Bill Gates no se toma en cuenta su ingreso, solo el ingreso del padre que no está con el hijo. Es como que hubiera que sancionarlo de por vida por haber tenido un fracaso matrimonial en este caso. Eso tampoco resiste el menor análisis”.
Varios problemas aquí. En primer lugar, creo que es importante saber que las leyes sobre alimentos, tenencia y patria potestad deben ser formuladas con carácter general, al amparo del principio del interés superior del niño, niña y adolescente. Hay que considerar, para el efecto, el contexto de desigualdad social y económica y las estructuras de género que asumen el trabajo de cuidado como femenino y en consecuencia, gratuito. Estoy de acuerdo en que, en un verdadero estado de igualdad de género, la tenencia y patria potestad no deben asumirse como naturales de las mujeres, los hombres no sólo que son capaces de ser depositarios de la tenencia de sus hijos e hijas, la corresponsabilidad es un derecho y una obligación de padres y madres. En el hipotético caso de la hija de Bill Gates, así sus recursos económicos fueran suficientes para la manutención de una criatura, es justo que el padre aporte también y en función de sus ingresos. Asumir la obligación del pago de pensiones alimenticias como un “castigo” (aun cuando fuere elevado), no considera que el cuidado diario también es trabajo y económicamente es muy significativo. Lo del “fracaso matrimonial” más bien no resiste el menor análisis porque oculta miles de casos de mujeres que son madres jefas de hogar y que no han tenido vínculo matrimonial con el padre de sus hijos. El INEC dijo que son más de 300.000 mujeres en esta situación, en nuestro país.
“¿Pero qué resolvemos cuando un padre de familia de buena voluntad y de buena fe pierde su trabajo y no puede pagar dos meses consecutivos la pensión alimenticia a sus hijos y se los mete presos? Eso es precisamente lo que está sucediendo, sin ninguna evaluación por parte del juez”
El padre de familia de buena voluntad y de buena fe, al perder el trabajo, no podría oponer la excepción de cesantía laboral a otro tipo de acreedores, como los bancos. Pero con los alimentos no importa, ¿no? Es preciso recordarle al presidente que existen los incidentes de rebaja de pensión alimenticia, cuando se han modificado las condiciones económicas del alimentante. Así como estos procesos ciertamente no son rápidos, y en esto la justicia podría mejorar, tampoco lo son los incidentes de aumento de la pensión alimenticia. En estos casos, se presume que el niño/a puede esperar, porque sin una cultura de respeto absoluto por los derechos de la niñez sabemos que, en la práctica, la crianza de las criaturas se ampara en redes familiares, sostenidas por el trabajo de las mujeres y que las madres harán lo posible por proveer a sus hijos/as, aunque no perciban la pensión. Pero ni en derecho, ni por sentido común, se puede sostener un vacío en el flujo de ingresos para hijos e hijas. ¿Qué pasa si ese niño/a realmente sólo depende del ingreso por pensiones? Es por supuesto importante que las juezas y jueces actúen con sana crítica en las situaciones particulares. Sin embargo, la crianza y los consecuentes gastos no esperan. Sí estoy de acuerdo en que se debería rever la privación de libertad en casos de extrema pobreza y desempleo de los padres (que profundiza el problema económico y lo perpetúa, al impedirle trabajar) pero debería garantizarse entonces que la deuda sea asumida por el estado, o alguna otra persona mientras tanto. Ya se eliminó la prisión para obligadxs subsidiarios, lo cual es conveniente, pero así como el presidente habla del “buen padre de familia”, también los puede haber “malos” que aprovechen la menor presión jurídica y dejen impagas las pensiones ante una mayor flexibilidad de la ley.
También señaló que tampoco se considera, para fijar las pensiones, el resto de hijos que tiene el padre. “No se toma en cuenta si esa persona hizo una nueva vida y tiene tres hijos más. Eso es injusto”.
En eso sí el presidente se equivoca rotundamente. El cálculo de pensiones por supuesto que considera todas las llamadas “cargas familiares” del alimentante. Cito, para el efecto, un extracto que salió en el medio gobiernista “El Telégrafo”: “Si los ingresos de él suman hasta $ 468,75, el padre deberá pagar el 28,12% de su salario por un solo hijo de hasta 4 años de edad. Si los ingresos del demandado o alimentante suman hasta $ 436, tendrá que pagar el 27,20% de su salario (por un solo hijo de hasta 4 años). Si el hijo/a tiene de 5 años en adelante, el monto asciende al 28,53%. Por dos hijxs (menores de 4 años) será el 39,67%. Para descendientes mayores a los 5 años el porcentaje es de 41,72%; pero si el demandado tiene 3 o más, cancelará el 54,23%.”
Además, advirtió que en el paquete de reformas también se adicionará otra forma de pago de pensiones. Es decir, que no solo sea dinero sino también por especies o pago directo. La idea es que se tome en cuenta si el padre paga directamente la matricula del colegio o los servicios de salud. Según el presidente Correa esto evitará que las pensiones se usen para otros ámbitos que no sea el cuidado de los niños. “Hay casos que mujeres no utilizan esos dineros para el cuidado de sus hijos sino para otras cosas”, advirtió.
Esto me parece sumamente peligroso. El pago en especie de pensiones alimenticias y de remuneraciones de trabajadores/as está prohibido legalmente, desde hace décadas. No todo lo que se hace por tradición está mal. Obedece, sin duda, a razones de peso. Es muy riesgoso que se abra la puerta para que las pensiones (las pague la madre o el padre) sean en especies, porque cualquier cosa podría entenderse como “pago”. Si el padre paga servicios de salud o pensiones escolares, en acuerdo con la madre, podrían imputarse a la pensión global. Que las mujeres “utilizan la plata para otras cosas” es una peligrosa, prejuiciosa e injusta afirmación. Nuevamente, se invisibiliza el trabajo de cuidado que también tiene su costo y se podría caer, por la estructura patriarcal de control moral y económico sobre las mujeres, en una forma indeseable de violencia patrimonial. Existe, según las estadísticas un 5% de varones que mantienen la tenencia de sus hijos e hijas. Tampoco sería deseable ni conveniente que a ellos se les exijan “cuentas” sobre las inversiones que realizan, cuando la mayoría del tiempo están al cuidado de su prole y los gastos familiares son muchas veces difíciles de prorratear.
Cuando son los padres quienes asumen solos la crianza de sus hijos e hijas, nueve de cada diez de ellos forman parte de la población económicamente activa. No ocurre siempre esto con las mujeres, quienes estadísticamente estamos sobre poblando el sector económicamente inactivo, en desempleo y empleo inadecuado, justamente por las limitaciones que la crianza de hijas e hijos crean a las carreras profesionales de las mujeres y a nuestras oportunidades de trabajo. No todas somos hijas del Bill Gates, presidente. Incluso su machismo llega al punto de pensar que para ser ricas debemos ser descendientes de un millonario. El dinero de nuestros padres no es nuestro, a menos que seamos niñas, niños y adolescentes y si Bill Gates es nuestro padre, pues ha de pagar una pensión acorde a sus ingresos, a ello tendríamos derecho.
En 2011, el MIES realizó un estudio técnico y serio para medir el impacto de la Tabla de Pensiones Alimenticias Mínimas, que dio como resultado que : “La Tabla de Pensiones sí ha impactado favorablemente para garantizar el goce del derecho a alimentos, lo que se demuestra en que cuando se los han exigido a los alimentantes por la vía judicial, a partir de la reforma al Código y de su fijación en el 2009, las pensiones provisionales de los expedientes revisados a nivel nacional, se han fijado aplicando la Tabla…”. Si el estado es garante de derechos, de justicia, constitucional, hemos de esperar que cualquier reforma en materia de niñez y adolescencia, opere en sentido progresivo y no regresivo. Que los aspectos de política pública que funcionan adecuadamente (como las tablas) se mantengan y si se requieren adecuaciones, se las haga, pero no con base en prejuicios y estereotipos machistas, como el de la “madre abusiva”, el del “buen hombre castigado”, los de las “mujeres que hacen del embarazo un negocio”, los de los “pobres futbolistas engañados” y tampoco en casos límite (argumento falaz de “pendiente resbaladiza”) como la situación del padre que por ir preso suspendió su tratamiento de cáncer.
Para fijar la tenencia deben tomarse en cuenta los elementos que garanticen que la persona que viva con el niño o niña sea la más idónea para su desarrollo integral. Estoy de acuerdo en que no siempre será la madre, el padre bien puede y debe tener ese derecho. Negarle la posibilidad a un padre responsable de ver a su hijo/a es irrespetar los derechos del niño/a y de su padre, así como privar a un niño/a de sustento económico es vulnerar sus derechos de la manera más vil. No digo que las actuales leyes sean perfectas, por eso deben garantizar un marco amplio para que se haga justicia particular en cada caso concreto y eso únicamente se logra con un sistema judicial eficiente e independiente, que trabaje con perspectiva de derechos humanos y género.
Modificar las injusticias de género y la configuración dominante que mantiene a las mujeres como responsables principales del cuidado de hijas e hijos tiene que ir de la mano con políticas que cambien estructuras y que fomenten la igualdad social, económica y política entre hombres y mujeres. No con perjuicios adicionales a las mujeres que viven ya condiciones más precarias. No hay que perder de vista que pueden existir intenciones loables detrás de los planteamientos de reformas (como la que propone la Clínica Jurídica de Derechos Humanos de la Universidad San Francisco de Quito) pero también hay cabildeos fuertes desde organizaciones misóginas y conservadoras como “Papás por siempre”, quienes al buscar la tenencia compartida tienen un objetivo principalmente económico, que es el de eliminar la pensión alimenticia y en el combo de sus peticiones hay aspectos como la lucha contra las leyes que castigan la violencia de género (algunxs militantes de estas organizaciones, que son de una red mundial, tienen a su haber denuncias por violencia).
Así que me preocupa que luego de la reunión del presidente con colectivos de padres piense que el pago de pensiones es abusivo (sé que no es perfecto, que de seguro tiene errores y que estoy segura de que, en su mayoría, deben estar ligados más bien con la inefectividad e insuficiencia de acuerdo con el costo real de la crianza de un niño o niña).
Ojalá que con la misma preocupación que el presidente tiene sobre los padres injustamente encarcelados, mire la situación de cientos de miles de mujeres que con pensiones ínfimas tienen que criar solas a sus hijos e hijas. Ojalá que con la misma perspicacia con que nota que hay mujeres que distraen los fondos de las pensiones de sus hijos e hijas para fines no ligados con sus gastos, mire a los padres que ponen sus bienes en cabeza de terceros para que salga más baja la pensión y que el cuidado es mucho más que dinero y que las mujeres en promedio trabajamos más horas en la casa en labores domésticas y de cuidado, sin ninguna remuneración. Ojalá que así como le escandaliza, ignorando el panorama real, que no se consideren todas las llamadas “cargas familiares del padre” para rebajarle las pensiones, le escandalice que todos los hombres presos tienen como correlato una o varias criaturas sin ingresos legítimos y tal vez con hambre.
Yo le digo al presidente que estas cosas no se resuelven sólo con leyes, ni sólo con tablas. No elimine una de las medidas de su gobierno que sí ha probado ser eficaz. Desde la perspectiva de la conveniencia económica de los padres, no, probablemente. Desde el derecho de lxs guaguas a recibir de manera más segura su pensión, sí. Si va a corregir las “injusticias” de la ley, hágalo, pero también trabaje para que haya más mujeres autónomas económicamente. Para educar en nuevas formas de masculinidad más ligadas con el afecto y el cuidado. Para eliminar la desigualdad de género que perpetúa estas inequidades en materia de tenencia y alimentos. Que invierta en una política real, en materia de educación en no violencia y en derechos sexuales y derechos reproductivos, para garantizar maternidades y paternidades queridas, responsables y gozosas. No para educar en el miedo y la abstinencia, que lo que deja como secuela son más embarazos no deseados en adolescentes pobres, que tienen más hijos e hijas de los que pueden mantener y que esas maternidades/paternidades tempranas sin duda perpetúan el círculo de la pobreza, sobre todo cuando las madres se quedan con sus hijos/as, los padres huyen y lo único que queda para las mujeres y los niños/as en esa situación, es rogar el pago de una ínfima pensión en los juzgados, que por lo menos ya se fija proporcionalmente, gracias a las famosas tablas.
Papás por siempre tiene un sesgo de clase media-alta. Analice, presidente, la situación de todo el país y tome la mejor decisión para las niñas y los niños de toda condición social.
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