Sobre el libro "Donde mi pasión se hizo rebeldía" Recuperación de la Memoria Histórica y Participación de los Movimientos de Mujeres en el cantón Cuenca



Piedad Moscoso escribió en 1999, a su amiga Nela Martínez, en el reverso de una fotografía del Río Tomebamba: “Desde esta orilla, por la que transito diariamente, la recuerdo y pienso en sus bellas metáforas, aunque Usted misma es una. Mire cómo el "progreso" ha profanado el paisaje, en el fondo un gigante edificio en el espacio propiedad anterior de la Escuela de Medicina, donde mi pasión se hizo rebeldía.”

De esta sentida carta toma su nombre la investigación “Donde mi pasión se hizo rebeldía”, iniciativa del Departamento de Planificación y Gestión por la Equidad Social y de Género de la Municipalidad de Cuenca, que tiene el objetivo de recuperar la Memoria Histórica de la Participación de los Movimientos de Mujeres en el cantón Cuenca.

Para el efecto, trabajamos conjuntamente con un equipo investigador, conformado por maestros universitarios de formación y convicciones feministas: Ana Lucía Íñiguez, Lorena Escobar, Paola Pila y David Barzallo.

El punto de partida de este trabajo es 1975, el Año Internacional de la Mujer, cuando nace el Movimiento 8 de Marzo, en palabras de una de sus fundadoras, Cecile Durán, “de metas que señalan un camino largo y comprometido con la lucha por la búsqueda de transformaciones fundamentales” y concluye en 2007-2008, hito de movilizaciones nacionales de las mujeres en el proceso constituyente.

Como Municipalidad de Cuenca, consideramos de altísima importancia recuperar y escribir la lucha de las mujeres por los derechos humanos, su participación reciente en las conquistas sociales, resignificar la historia, tejer la memoria colectiva de los sentimientos, pensamientos y acciones de las mujeres y trazar las biografías de las pioneras que reivindicaron sus derechos en una ciudad conservadora y tradicional.

Como señala Michelle Perrot, historiadora francesa, a propósito de la dificultad de escribir la historia de las mujeres: “las mujeres dejan pocas huellas directas, escritas o materiales. Su acceso a la escritura fue más tardío. Sus producciones domésticas se consumen más rápido o se dispersan con mayor facilidad. Ellas mismas destruyen, borran sus huellas, porque creen que esos rastros no tienen interés. Hay incluso un pudor femenino que se extiende a la memoria. Una desvalorización de las mujeres. Un silencio consustancial a la noción de honor. A las mujeres se las ve menos en el espacio público, el único que durante mucho tiempo mereció interés y relato. Ellas trabajan en la familia, confinadas en casa. Son invisibles. Para muchas sociedades la invisibilidad y el silencio de las mujeres forman parte del orden natural de las cosas. Son la garantía de una polis pacífica. Su aparición en público da miedo. Su palabra pública es indecente. Escribir la historia de las mujeres es sacarnos del silencio en que estamos sumergidas”.

La palabra pública de las mujeres cuencanas en este documento, ilustrado con preciosas fotografías que Cecile Durán, Cristina Aguilar, Francisco Aguirre, la Corporación Mujer a Mujer, Diario el Mercurio y la propia Municipalidad generosamente compartieron, ha sido recogida a través de investigación documental y de entrevistas con destacadas militantes del movimiento de mujeres local. Sus voces nos permiten conocer, de primera mano, cuáles fueron los factores que favorecieron la aparición de organizaciones sociales dedicadas al adelanto de las mujeres y quiénes fueron las primeras en denunciar el sesgo colonial, clasista y patriarcal de la sociedad cuencana y en organizarse para superarlo. Esta valiosa información nos permite afianzar un sentido de pertenencia e interpretar las actuales circunstancias de la participación social y política de las mujeres en nuestra ciudad y en el país.

Recordar es volver a pasar por el corazón. El legado de nuestras antecesoras introdujo en el cantón Cuenca el necesario debate de temas invisibilizados en el escenario público: la violencia contra las mujeres, los derechos sexuales y derechos reproductivos, la participación política femenina, la institucionalidad y la transversalidad del enfoque de género en la gestión pública, la economía de los cuidados, la doble y triple jornada de trabajo de las mujeres, la diversidad sexual y de género, la feminización de la pobreza y las discriminaciones múltiples de más de la mitad de la población, marcada por la exclusión, pero también por la esperanza.

Hoy en día sería imposible escribir una historia sin las mujeres. Sin embargo, tanto las biografías individuales de las mujeres, y la historia de las mujeres en su conjunto, son relativamente recientes. Que la historia de las mujeres y que las mujeres históricas salgan a la luz, es fundamentalmente un producto de la actividad de las propias mujeres, quienes han rescatado las memorias de las otras, a quienes quisieron y admiraron, con quienes vivieron y compartieron, en tiempos donde los destinos esperados para todas ellas estaban en el matrimonio o en el convento, relegadas del espacio público y de la actividad política.

Mientras la gran mayoría de mujeres permanecían oprimidas, sin acceso a educación ni a empleo, mujeres pioneras se ganaron el espacio público y comunitario local, con el afán de sumarse a las luchas sociales y políticas de entonces, pero también estudiaron y se prepararon, un raro y esforzado privilegio para la época, cuando las universidades y el ejercicio profesional eran territorios masculinos, de élites raciales, sociales y económicas. Esas mujeres fueron muy valientes, pues la sociedad de la época, diversa siempre, pero conservadora también, no estaba lista todavía para ellas. Pero abrieron el camino para las demás y, en ese camino, evidenciaron que la situación de las mujeres en general, era de desventaja, violencia y pobreza.

La obra rescata de manera especial, la biografía de María Piedad Moscoso Serrano, quien en 2015 fue reconocida por el Concejo Cantonal de Cuenca como Mujer Ilustre, por su legado como maestra, médica, luchadora social, crítica con el poder de donde viniera, feminista, intelectual, contestataria y solidaria, que rompió con los moldes impuestos para las mujeres de la época. Junto con sus compañeras, valientes y decididas, se convirtió en una de las fundadoras del movimiento de mujeres, que en el cantón Cuenca, es un referente de organización y militancia.

El libro es un reconocimiento a las mujeres que a pesar de la adversidad, la incomprensión, la oposición familiar, el acoso laboral, la difamación y el olvido; estuvieron firmes en la lucha y cuyos relatos y trayectorias vitales construyen un texto que es apenas el inicio de una serie de investigaciones que deben realizarse para contar con información precisa y detallada de la vida y obra de las mujeres diversas del cantón.

El equipo investigador ha hecho un gran esfuerzo académico, con respeto, sensibilidad y militancia. Merece un reconocimiento especial la Dra. María de Lourdes Vintimilla, decana del equipo de Departamento de Planificación y Gestión por la Equidad Social y de Género, en quien surgió la inquietud y la necesidad de contar la historia las organizaciones feministas cuencanas a través de las voces de varias de sus actoras principales y quien puesto el corazón en la asistencia técnica de la construcción del texto.

Las mujeres azuayas, cuencanas y residentes en Cuenca han destacado en la organización social, la academia, la política, la cultura, el sindicalismo, la agricultura,  el trabajo doméstico y de cuidados, las artes y las ciencias. En esta oportunidad queremos rendir homenaje a las mujeres que formaron parte de las organizaciones feministas, desde finales del siglo XX. A pesar de que algunas de estas mujeres ya no están entre nosotras, creemos firmemente en la importancia del reconocimiento en vida. Seguramente también, hemos omitido involuntariamente nombres importantes. Este es apenas el comienzo de una vocación de resguardo de las memorias de las mujeres que debe continuar, desde todos los espacios. Sobre todo, en un momento en que el discurso y la acción feministas institucionalizados han ingresado en el terreno de lo políticamente correcto, en desmedro de su potencial emancipador, para intereses ajenos a las inquietudes fundamentales de las mujeres, todavía explotadas, aún oprimidas.

Las mujeres de hoy enfrentamos una serie de desafíos, nuevas formas de incomprensión, exclusión y actoría. El feminismo es un internacionalismo y la lucha feminista nos inspira en todo el mundo, por la vida, contra el olvido, por la memoria y por la plenitud.

Queremos nada menos que todos los derechos, para todas las mujeres, todos los días.

Muchas gracias.

Publicación del Frente Amplio de Mujeres de Cuenca (1970/1980)

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