Quiero seguir siendo una princesa y las feministas no me dejan


"-Hay gente que me ha dicho que cocinar para mi marido es patriarcal". 
"-No te voy a ofrecer fuego porque vas a decir que soy machista". 
"-Es un extremismo decir que es machista ceder el asiento a una mujer en el bus".
"-El feminismo es exagerado".
"-Yo quiero ser princesa y las feministas no me dejan".
"-Qué más ve."

En fin, cito algunos ejemplos para que sepan de qué hablo. Ni bien amanece me encuentro con estas útiles frases para el análisis. Lo inquietante de esto es que algunas personas se desencantan de todo el feminismo porque alguien les dijo que algo que hacen o que les gusta es patriarcal. Entonces la salida más fácil y popular (porque de seguro tendrán un montón de gente que les aplaude y pueden organizar su propio grupo de WhatAspp con memes anti feministas) es decir que las feministas están locas, que las feministas les amargan la vida, o que el feminismo es aburrido y castrante. Vamos punto por punto (abierto a sus sugerencias):

1. El feminismo efectivamente cuestiona todo y puede resultar molesto. Porque estamos a veces bien acomodadxs en los privilegios, en unos casos o, en otros, vivimos situaciones de alienación, subordinación o francamente, violencia que no podemos o no queremos ver o no queremos demostrar y qué chancho que lo que yo considero mi empoderamiento, mi trabajo o rol otra me lo etiquete como inadecuado. ¡Yo no soy una víctima como quieren hacerme sentir estas mujeres! Entonces duele, arde, pica. Si no, ¿cuál es el potencial transformador? El feminismo cuestiona las estructuras sociales, económicas, religiosas, políticas, pero también las subjetividades, los gustos, las relaciones de pareja, las familias, que también son construcciones de la cultura, por tanto permeadas por una serie de condicionamientos que convierten la diferencia en desigualdad. La primera batalla feminista es reconocer al patriarca interior (que habita en hombres y mujeres y nos afecta especialmente a nosotras) y luchar contra él. Así es esto. Y no es un decálogo ni una religión pero sí te permite, además de los grandes ideales, al menos problematizar tus opciones de vida y tus actos más cotidianos. Si eres animalista te plantearás ser vegetariano. Si eres ecologista te plantearás reducir tu huella ecológica. Si eres socialista preferirás, con tus gastos, hacer circular el dinero a negocios pequeños, empresas familiares y no al Supermaxi o a McDonald’s. Si eres feminista no le dirás "puta" como insulto a otra mujer. Aparte, claro, de los planteamientos e ideales colectivos de todos estos sistemas ideológicos y de luchas. 

2. Ninguna feminista te va a exigir que no te depiles las axilas, que seas lesbiana (de hecho en los años 60-70 se decía que el feminismo es la teoría y el lesbianismo es la práctica) que no te maquilles, que no te cases, que no seas madre, que abortes, que no cocines “para tu marido” que nunca permitas que un hombre te ceda el asiento o que pague la cuenta. Lo que sí decimos, todas las personas, hombres y mujeres que creemos en el feminismo, es que hay que cuestionar por qué nos parecen normales las cosas que hacemos, por qué las hacemos, a qué obedecen nuestras prácticas, gustos y costumbres, qué idea de mujer y de hombre privilegian y favorecen y a quién benefician. De ahí también el feminismo es muy liberador en el sentido de apostar porque cada quien escoja su camino. Pero si eres feminista radical o de izquierda, el feminismo no es “free the nipple” (no sólo) sino también es cuestionar todas las estructuras de dominación que nos oprimen y si queremos liberar el pezón para nosotras o si son los patriarcas quienes quieren que los liberemos para verlos ellos. 

3. Dejemos los test de pedigrí feminista. Que hagamos grupos de auto conciencia y compartamos nuestras inquietudes y nos interpelemos mutuamente, está muy bien, eso nos ayuda a crecer. Hay que colectivizar y masificar los #amigadatecuenta feministas en plan sororo y de propia despatriarcalización. Sin afán de colonizar a las personas o de hacerles sentir que son malas militantes, tontas, cómplices del patriarcado por no hacer tal o cual cosa. El proceso es de cada una y a veces darle la razón a otra es el producto no de la simple escucha, sino de alguna amarga experiencia o acaso de la lectura de un montón de libros (me ha pasado) o porque lo dijo Judith Butler. A veces la autoridad está en la sabiduría ancestral de nuestras madres y amigas y nos hace falta ver las mismas verdades publicadas en artículos científicos para decir “ve, sí ha sido cierto, la man tenía razón”. Al fin se permite decir, con una sonrisa de triunfo, “amiga te lo dije”, a la incrédula, de parte de la que se lo advirtió. (Esas victorias pírricas pero vitales).

4. Es super cómodo, fácil, útil al sistema (en esto sí seré irreductible) decir “no me gusta el feminismo porque quiero seguir siendo femenina, cocinando para mi marido, me encantan los hombres, soy una princesa y no voy a convertirme en la mujer fea, barbuda y machona que las feministas quieren”. Volvemos al punto dos. En todo caso no hay que denostar a todo el feminismo porque no te gustó algo que una feminista dijo. No hay que generalizar. Hay varios feminismos, puntos de vista y trayectorias de vida y momentos vitales. Por eso el trabajo es individual y colectivo. Entonces cada una hará su lista de retos personales y de luchas colectivas. Mi reto feminista personal puede ser leer literatura de mujeres, hacer ejercicios espirituales para no competir con otras mujeres, construir mi autonomía emocional y económica (en la medida de lo posible); para otras será efectivamente no depilarse, no tener hijxs o tenerlos y criarlos de una manera determinada, para otra será ir dejando el maquillaje, para otra será ponerse por primera vez un escote y sentirse poderosa para sí misma, etc. Pero porque alguna feminista te dijo algo que no te gustó, no puedes generalizar y sentir que el feminismo es el que está mal. Pero, si tanto te incomodó, tal vez sí te quedaste pensando. Es bueno que algo nos pique un poquito, que reflexionemos y veamos si en verdad nos depilamos por gusto o porque la sociedad es pelofóbica, si le servimos la comida a nuestro marido y cocinamos nosotras porque nos gusta y ese es nuestro acuerdo o si es que coincide que a él nunca le gusta, si nos ceden el asiento porque nos tienen consideración como humanas o si en realidad es una actitud galante o paternalista que el mismo hombre no tendría con otro ser de su mismo sexo y sí con nosotras porque, en el fondo, nos considera inferiores. 

5. Nuevamente escribo cosas que parecen vanas pero es que no podemos perder potenciales militantes las feministas ni podemos perder como seres humanos la maravillosa posibilidad de dejar entrar al feminismo en nuestras vidas (parezco fanática religiosa en plan prédica, jajaja) porque nos cayó mal una feminista que consideramos radical. A lo mejor luego de un proceso terminamos dándole la razón, o no, pero el feminismo es mucho más que eso. 

6. Como dijo una sabia tuitera, no me pregunten si es feminista o no hacerse la cirugía o maquillarse, es un falso dilema liberal, mejor preguntémonos cómo colectivizar los cuidados, si no seguimos mordiéndonos la cola, algo así, no encuentro la referencia textual. Veamos qué nos une y prioricemos eso: erradicar la violencia, construir masa crítica feminista, eliminar la brecha salarial, remunerar los cuidados, acelerar la paridad política, ejercer plenamente los derechos sexuales y derechos reproductivos de todas.
 
7. Para finalizar, esto lo dirijo con cariño al círculo de personas cercanas y sus amigas y amigos que se sienten amenazados por el feminismo porque su maquillaje, porque su matrimonio, porque su reinado. Amigas, somos privilegiadas en un mundo donde a las mujeres nos matan por serlo y donde la pobreza está feminizada. El feminismo sí te hace cambiar pero eso no debe hacernos perder de vista que hay otras mujeres que están en peor situación que nosotras y hombres que también necesitan al feminismo. Por eso los objetivos son personales y políticos, ambas cosas pero las experiencias de las mujeres son múltiples. No perdamos de vista que el feminismo busca la equidad, la igualdad legal y sustancial para todas las personas, sin ninguna distinción. 

8. Yo estoy casada, acabo de poner unos sellos de gatos y perros totalmente OK chicas en mi computadora rosada, me maquillo. Soy feminista. No digo que lo que hago es perfecto. Me gusta pero pienso por qué me gusta eso y no otra cosa. Sé que el matrimonio es una institución patriarcal, el rosado es un color asignado patriarcalmente a nosotras, el maquillaje es para “agradar”. No me pongo a la defensiva con la que me lo reclama (si es que alguien lo hiciera). Menos sensiblería, más autocrítica, más reflexión. Si algo que te dicen te molesta y no lo hicieron con mala onda, piensa por qué y trabaja en la coherencia, pero no conviertas eso en un dogma o una camisa de fuerzas y tampoco te transformes en la policía feminista de tus amigas porque nos espantas la militancia.
 
9. Hay testimonios sorprendentes de chicas que se burlaban de las feministas porque alguna de ellas le hizo sentir mal. Luego de años se dieron cuenta de que fue la única persona que les hizo ver que estaban viviendo una situación de violencia y cambiaron su perspectiva. Puede pasar, a veces, solo digo. Yo también pensaba que las feministas eran exageradas y ahora paso pidiéndoles perdón por Twitter en plan plegaria al viento porque me da vergüenza decirles, “oiga, usted me caía mal, me parecía que era una exagerada”. Algún día haré esa sanación de abrazar y besar a todas las mujeres de las que me burlé o con las que no quise que me identificaran porque mis uñas, mis gustos, mi maquillaje, mi candidatura a reina de belleza, mi relación violenta de pareja que querían que deje porque ellas eran unas amargadas y envidiaban mi felicidad (esto último no me ha pasado, pero debe pasar y mucho).

En fin, son algunas ideas que se me ocurren porque a mí el feminismo me ha cambiado la vida, o la perspectiva de ella, positivamente, y quiero que el feminismo sea, como dice bell hooks, para todo el mundo. 

Comentarios

  1. Hola:

    Felicitaciones por tan lindo texto, me encantó. De casualidad me encontré este articulo mientras revisaba los twiters de los amigos.
    Además me encanta la literatura. Y leer de todo lo que pueda. Pero a veces no alcanza el tiempo para leer tantas cosas maravillosas como esto.
    También admiro el feminismo. Me gustan tanto las feministas como las no feministas. Y lo que acabo de afirmar no significa que soy machista. Admiro lo que hacen las mujeres, en cualquier ámbito, ya sea en el arte, la literatura la política, el hogar, cualquier profesión, pero lo que está mal también lo critico o lo cuestiono pero sin faltarles el respeto

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